"Había un bosque muy hermoso, donde vivían muchos animalitos. De repente, este bosque se empieza a incendiar y todos los animalitos empiezan a huir. Sin embargo, un gorrioncito se queda allí: vá al río, moja sus alitas, vuela sobre las llamas del incendio y deja que una o dos gotitas de agua, tratando de apagar el incendio. Pasa un elefante y le grita: gorrioncito no seas tonto !, huye como todos !... ¿ no ves que te vas a quemar ?... Y el gorrioncito se voltea y le dice: No !, este bosque me ha dado todo, familia, alimento, amigos; pero por sobre todo felicidad... y no me importa morirme, por simple lealtad voy a tratar de salvar a mi bosque. Y así; vá al río, moja sus alitas, vuela sobre las llamas del incendio y deja que una o dos gotitas de agua vuelvan a caer sobre el incendio. Ante esta actitud, los dioses se compadecen de él y deja caer una fuerte tormenta y el incendio felizmente se apaga. Y este bosque vuelve a reverdecer y florecer. Todos los animalitos regresan y vuelven a ser felices, más felices de lo que eran".
Kasuga reflexiona y nos deja esta definición:
"Tal vez su país esté en un incendio económico, social y político. Pero por favor les pido a todos y a cada uno de ustedes, que sean como ese gorrioncito y que todos los días dejen caer una o dos gotitas de sudor, de trabajo y de estudio... y si así lo hacen, Argentina se los agradecerá y Dios los bendecirá". |